miércoles, 8 de octubre de 2014

Los daños colaterales del estallido de la burbuja

Uno de los primeros artículos publicados en La Voz de Galicia


El estallido de la burbuja inmobiliaria no solo ha frenado casi por completo al sector del ladrillo. Esta parada también ha llevado asociado el consiguiente frenazo de los diferentes sectores que prestaban servicios accesorios a la construcción, como son el cemento, la pizarra, etc.

La crisis económica general está haciendo pasar malos momentos a un sector tan importante para la provincia como la pizarra y sus derivados; recordemos que Ourense representa la mayor concentración mundial de producción de pizarra. Pero la caída de las ventas de inmuebles de los últimos años ha dejado malherido el mercado interior de pizarra, si no se fabrican nuevas viviendas conlleva la disminución de la demanda de pizarra y de sus derivados.

La fuerte disminución de la demanda interior se contrapone a la magnífica evolución que mantiene en el sector exportador. La pizarra es el máximo exponente de las exportaciones de la provincia, supone más del 27% de la cifra total de la provincia, además de mantener una excelente tendencia en términos de valor absoluto con un incremento superior al 17% con respecto al 2009.

Llama altamente la atención cómo un sector puntero a nivel mundial y fuertemente internacionalizado -en 2009 las exportaciones desde Ourense suponía casi el 60% de las exportaciones totales de pizarra de España- está sufriendo tan duramente el efecto de la crisis en los últimos meses. Alguna de las posibles razones de la difícil situación actual podría tener su origen en que, históricamente, la pizarra ha sido un sector atomizado, donde predominan las empresas de pequeña dimensión, con reducida capacidad financiera, donde prevalece la gestión inmovilista por tradición e inercia, orientadas fundamentalmente al producto y no al mercado. Tampoco se ha aprovechado la época de crecimiento para fomentar la cooperación intersectorial tanto con prescriptores como con el sector público.

En definitiva, podríamos decir que en el sector de la pizarra se da la coincidencia de lo mejor y de lo peor de la cultura emprendedora gallega; por un lado, es un sector claramente enfocado hacia mercados exteriores, ofreciendo un producto con la mejor calidad del mercado y a precios muy competitivos; y por otro lado, la cultura del minifundismo y de la incapacidad de conseguir un asociacionismo sectorial mediante el cual muchos pequeños productores locales podrían ser el gran productor mundial.

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